jueves, 25 de febrero de 2010

Amar y perdonar se convierten en la pareja perfecta


Piensa en cuanto eres capaz de perdonar y tendrás la medida perfecta de cuanta capacidad tienes de amar. Es común escuchar a las personas decir “Yo perdono pero no olvido”. Es extraño. Porque que al recordar, sin duda vas a revivir el dolor que te han causado y lo más probable que vuelvas a sentir rabia, impotencia, rencor, dolor.

El perdón va de la mano con el amor.

¿Para qué perder el tiempo en lo que ya pasó? ¿Quién sufre más?
¿Ese ser humano que cometió el error de herirte?, lo más probable es que ni siquiera tiene conciencia de haberte causado tristeza, por lo tanto, ni lo recuerda. Y si está consiente del daño que ha causado… ¿Quién sufre más? ¿El que hiere o el que es herido?
Sin duda el que hiere.

Piensa que esa persona le gustaría sentirse feliz con su forma de ser, pero su carácter no se lo permite y es más, tal vez es su mejor coraza para defenderse de un mundo cada vez más deshumanizado. Pero aún así, le gustaría ser distinta… Por lo tanto, sufre más que tú.

El amor lo puede todo y transforma todo. Cicatriza heridas, borra huellas de dolor y tristezas, da cabida al perdón, al entendimiento, a la reconciliación, incluso a enviar bendiciones para quien ha sido responsable de sembrar desencanto y dolor en nuestras vidas.
Libera tu alma de toda amargura y muestra entrañas de misericordia para quien te haya herido.

Y es bueno que te preguntes… ¿Nunca has herido a alguien? ¿Te gustaría ser perdonado? Entonces hazlo, primero contigo mismo y luego con los demás. De esta manera, conseguirás no sólo la paz que buscas sino que habrás crecido en el amor y el perdón… y Jesús, presente en cada uno de nosotros te lo agradecerá y te devolverá multiplicadas, todas las bendiciones que pidas por tu agresor.

Siry

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