viernes, 30 de abril de 2010

La Semilla..

Glitter Graphics
Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta.
Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío. Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó: "¿Hija mía, que vas a hacer allá?
Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza.
Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura" Y la hija respondió: "No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz" Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: "Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China" La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.
En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores.
Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado: "Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa". Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones.
Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el príncipe explicó: "Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles"

EL BUITRE EL MURCIÉLAGO Y LA ABEJA


EL BUITRE

Si pones un buitre en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que este completamente abierto por la parte superior,esta ave, a pesar de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto. La razón es que el buitre siempre comienza un vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros. Sin espacio para correr, como es su habito, ni siquiera intentara volar sino que quedara prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo…

El MURCIÉLAGO

El murciélago ordinario que vuela por todos lados durante la noche. Una criatura sumamente hábil en el aire, no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo. Si se le coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrase indefenso y, sin duda, dolorosamente, hasta que alcanza algún sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar a si mismo hacia el aire. Entonces, inmediatamente despega rápidamente.

LA ABEJA

La abeja, al ser depositada en un recipiente abierto, permanecerá allí hasta que muera, a menos que sea sacada de allí. Nunca ve la posibilidad de escapar que existe por arriba de ella, sin embargo persiste tratando encontrar alguna forma de escape por los laterales cercanos al fondo. Seguirá buscando una salida donde no existe ninguna, hasta que completamente se destruye a sí misma.

LAS PERSONAS

En muchas formas, somos como el buitre, el murciélago y la abeja obrera. Lidiamos con nuestros problemas y frustraciones, sin nunca darnos cuenta que todo lo que tenemos que hacer es ver hacia arriba. Esa es la respuesta, la ruta de escape y la solución a cualquier problema. Solo mira hacia arriba.

LA TRISTEZA MIRA HACIA ATRÁS,

LA PREOCUPACIÓN MIRA HACIA ALREDEDOR,

PERO LA FE MIRA HACIA ARRIBA.

jueves, 29 de abril de 2010

martes, 27 de abril de 2010

lunes, 26 de abril de 2010

La Mariposa Azul


Había un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes.
Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas él sabía responder, a otras no.
Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.
El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin siquiera dudar.
Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder.
Entonces una de ellas apareció con una mariposa azul que usaría para engañar al sabio.
-“¿Qué vas a hacer?”-preguntó la hermana.

-“Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dijera que está muerta abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré.Y así cualquiera que sea su respuesta ¡será una respuesta equivocada!”

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.

-“Tengo aquí una mariposa azul.
Dígame sabio: ¿está viva o muerta?”
Muy calmadamente el sabio respondió:

“Depende de ti… Ella está en tus manos”

Somos artífices de nuestra felicidad y Dueños de nuestras desdichas
Amarilis

domingo, 18 de abril de 2010

CANICAS ROJAS




Durante los duros años de la Revolución, en un pueblo pequeño de Aguascalientes, México, solía ir al almacén del Sr. Muro para comprar productos frescos. La comida y el dinero faltaban y el trueque se usaba mucho.

Un día en particular, el Sr. Muro me estaba empaquetando unas papas. Cuando de repente me fijé en un niño pequeño, delicado de cuerpo y aspecto, con ropa rota pero limpia que miraba atentamente una caja de peras frescas.

Pagué mis papas pero también me sentí atraído por el aspecto de esas peras. ¡Me encanta el dulce de pera y las papas frescas! Admirando las peras, no pude evitar escuchar la conversación entre el Sr. Muro y el niño.

– "Hola Toño, ¿Cómo estás hoy?"
– "Hola Sr. Muro. Estoy bien, gracias, solo admiraba las peras, se ven muy bien".
– "Sí, son muy buenas. Cómo está tu mamá?"
– "Bien. Cada vez más fuerte".
– "¿Hay algo en que te pueda ayudar?"
– "No Señor. Sólo admiraba las peras".
– "¿Te gustaría llevar algunas a casa?"
– "No Señor. No tengo con que pagarlas".
– "Bueno, qué tienes para cambiar por ellas?"
– "Lo único que tengo es esto, mi canica más valiosa".
– "¿De veras? ¿Me la dejas ver? ¡Es una joya!" El único problema es que ésta es azul y a mí me gustan las rojas". ¿Tienes alguna como esta, pero roja, en casa?"
– "No exactamente, pero casi".
– "Hagamos una cosa. –Llévate esta bolsa de peras a casa y la próxima vez que vengas muéstrame la canica roja que tienes".
– "¡Claro! Gracias Sr. Muro".

La Sra. de Muro se me acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo, "Hay dos niños más como él en nuestra comunidad, todos en situación muy pobre.

A Salvador le encanta hacer trueque con ellos por peras, manzanas, tomates, o lo que sea. Cuando vuelven con las canicas rojas, y siempre lo hacen, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los manda a casa con otra bolsa de mercadería y la promesa de traer una canica color naranja o verde tal vez".

Me fui del negocio sonriendo e impresionado con este hombre. Un tiempo después me mudé a Guadalajara pero nunca me olvidé de este hombre, los niños y los trueques entre ellos.

Varios años pasaron, cada uno más rápidamente que el anterior. Recientemente tuve la oportunidad de visitar unos amigos en esa comunidad en Aguascalientes. Mientras estuve allí, me enteré que el Sr. Muro había muerto.

Esa noche sería su velorio y sabiendo que mis amigos querían ir, acepté acompañarlos. Al llegar a la funeraria, nos pusimos en fila para conocer a los parientes del difunto y para ofrecer nuestro pésame.

Delante nuestro, en la fila, había tres hombres jóvenes. Uno tenía puesto un uniforme militar y los otros dos unos lindos trajes oscuros con camisas blancas.

Parecían profesionales. Se acercaron a la Sra. Carmelita, quien se encontraba al lado de su difunto esposo, tranquila y sonriendo. Cada uno de los hombres la abrazó, la besó, conversó brevemente con ella y luego se acercaron al ataúd.

Los ojos cafes llenos de lágrimas de la Sra. Carmelita, los siguió uno por uno, mientras cada uno tocaba con su mano cálida, la mano fría dentro del ataúd. Cada uno se retiró de la funeraria limpiándose los ojos. Llegó nuestro turno y al acercarme a la Sra. De Muro le dije quién era y le recordé lo que me había contado años atrás sobre las canicas.

Con los ojos brillando, me tomó de la mano y me condujo al ataúd. "Esos tres jóvenes que se acaban de ir son los tres chicos de los cuales te hablé. Me acaban de decir cuanto agradecían los trueques de Salvador.

Ahora que Chava no podía cambiar de parecer sobre el tamaño o color de las canicas, vinieron a pagar su deuda. Nunca hemos tenido riqueza" , me confió, "pero ahora Salvador se consideraría el hombre más rico del mundo".

Con una ternura amorosa levantó los dedos sin vida de su esposo. Debajo de ellos había tres canicas rojas exquisitamente brillantes.

canicas rojas

Moraleja de la Inspiracion Canicas Rojas:

1. No seremos recordados por nuestras palabras, sino por nuestras acciones.
2. La vida no se mide por cada aliento que tomamos, sino por las cosas que nos quitan el aliento.
3. Dicen que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora para apreciarla, un día para amarla, pero una vida entera para olvidarla.

Nadie se cruza en tu vida por azar

domingo, 11 de abril de 2010

LA GENTE NO HACE AMIGOS... LOS RECONOCE‏


Tengo amigos que no saben el lugar que ocupan en mi corazón.
No perciben el amor que les profeso y la absoluta necesidad que tengo de ellos.
El “amor-amistad” es un sentimiento más noble que el “amor –pareja”,
Pues permite que su objeto de cariño se divida en otros afectos,
Mientras el “amor- pareja” tiene intrínsecos los celos, que no admiten rivalidad.
Y yo podría soportar, sin embargo no sin dolor, que hubiesen muerto todos mis amores! Pero enloquecería si muriesen todos mis amigos!!!!
Hasta aquellos que no perciben cuanto son mis amigos y cuanto mi vida depende de su existencia…..
A alguno de ellos no los frecuento, me basta saber que existen.

Esta mera condición me llena de coraje para seguir en frente de la vida.

Sin embargo, porque no los frecuento con asiduidad, no les puedo decir cuánto los aprecio.

Ellos no lo creerían.
Muchos de ellos están leyendo esta crónica y no saben que están incluidos en la sagrada relación de mis amigos.
Mas es delicioso que yo sepa y sienta que los adoro, aunque no se los diga y no los frecuente. Y las veces que los frecuento, noto que ellos no tienen noción de cómo me son necesarios, de cómo son indispensables a mi equilibrio vital, porque ellos hacen parte del mundo que yo, trémulamente, construí y se tornaron en fundadores de mi encanto por la vida.
Si uno de ellos muriera, yo quedaría torcido para un lado.
Si todos ellos murieran, ¡yo me desmoronaría!!
Es por eso que, sin que ellos sepan, yo rezo por sus vidas. Y me avergüenzo, porque esa súplica estás, en síntesis, dirigida a mi bienestar.
Ella es, tal vez fruto de mi egoísmo.

A veces, me sumerjo en pensamientos sobre alguno de ellos.
Cuando viajo y estoy delante de lugares maravillosos, me cae alguna lágrima porque no están junto a mi, compartiendo aquel placer…….
Si alguna cosa me consume y me envejece, es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, habitando conmigo, andando conmigo, hablando conmigo, viviendo conmigo, a todos mis amigos y, principalmente los que solo desconfían o tal vez nunca van a saber ¡ que son mis amigos!!!!


La gente no hace amigos , ¡¡¡¡LOS RECONOCE!!!!!

Vinicius de Moray

Cuatro Leyes de la Espiritualidad"


"La persona que llega es la persona correcta", es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice:
"Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido".
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa...hubiera sucedido tal otra...". No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

La tercera dice:
"En cualquier momento que comience es el momento correcto".
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Y la cuarta y última:
"Cuando algo termina, termina".
Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia. Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegue a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado!

Vive Bien, Ama con todo tu Ser y se Inmensamente Feliz!

"Si un día tienes que elegir entre el mundo y el amor, Recuerda:
Si eliges el mundo quedarás sin amor,
pero si eliges el amor,
con él conquistarás al mundo"
Albert Einstein

martes, 6 de abril de 2010




Porque para amar se debe poseer PACIENCIA en los momentos en que el mismo amor te pone a prueba.

El verdadero amor se escribe con "P", porque para olvidar un mal recuerdo debe de existir PERDÓN antes que el odio entre a aquellos que se aman.

Amor se escribe con "P"... porque para obtener lo que deseas, debes de PERSEVERAR hasta alcanzar lo que te has propuesto.

El sincero amor se escribe con "P"... porque la PACIENCIA, el PERDÓN y la PERSEVERANCIA son ingredientes necesarios para que un amor perdure.

Porque amor es también.... una PALABRA dicha a tiempo...

Es el PERMITIRSE volver a confiar...

Es PERMANECER en silencio escuchando al otro...

Es esa PASIÓN, que nos llena de estrellitas los ojos al pronunciar el nombre del que amamos...

El amor se escribe con "P"... Porque son esas PEQUEÑAS cosas que nos unen al ser amado día tras día.

QUIERO

“El cuento de Latif” Jorge Bucay


Latif era el pordiosero más pobre de la adea. Cada noche dormía en el zaguán de una casa diferente, frente a la plaza central del pueblo.

Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto, con la mano extendida y la mirada perdida en sus pensamientos. Cada tarde comía de la limosna o de los mendrugos que alguna persona caritativa le acercaba.

Sin embargo, a pesar de su aspecto y de al forma de pasar sus días, Latif era considerado por todos, el hombre más sabio del pueblo, quizás no tanto por su inteligencia, sino por todo aquello que había vivido.

Una mañana soleada el rey en persona apareció en la plaza. Rodeado de guardias caminaba entre los puestos de frutas y baratijas buscando nada.

Riéndose de los mercaderes y de los compradores, casi tropezó con Latif, que dormitaba a la sombra de una encina. Alguien le contó que estaba frente al más pobre de sus súbditos, pero también frente a uno de los hombres más respetados por su sabiduría.

El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo:

- “Si me constestas una pregunta te doy esta moneda de oro.”

Latif lo miró, casi despectivamente, y le dijo:

- “Puedes quedarte con tu moneda, ¿para qué la querría yo?. ¿Cuál es tu pregunta?

Y el rey se sintió desafiado por la respuesta y en lugar de una pregunta banal, se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver. Un problema de bienes y recursos que sus analistas no habían podido solucionar.

La respuesta de Latif fue justa y creativa.

El rey se sorprendió; dejó su moneda a los pies del mendigo y siguió su camino por el mercado meditando lo sucedido.

Al día siguiente el rey volvió a aparecer en el mercado. Ya no paseaba entre los mercaderes, fue directo a donde Latif descansaba, esta vez bajo un olivar. Otra vez el rey hizo una pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente. El soberano volvió a sorprenderse de tanta lucidez. Con humildad se quitó las sandalias y se sentó en el suelo frente a Latif.

- “Latif, te necesito” – le dijo. – “Estoy agobiado por las decisiones que como rey debo tomar. No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas a palacio y seas mi asesor. Te prometo que no te faltara nada, que serás respetado y que podrás partir cuando quieras… por favor.”

Por compasión, por servicio o por sorpresa, el caso es que Latif, después de pensar unos minutos, aceptó la propuesta del rey.

Esa misma tarde llegó Latif a palacio, en donde inmediatamente le fue asignado un lujoso cuarto a escasos doscientos metros de la alcoba real.

En la habitación, una tina de esencias y con agua tibia lo esperaba.

Durante las siguientes semanas las consultas del rey se hicieron habituales.

Todos los días, a la mañana y a la tarde, el monarca mandaba llamar a su nuevo asesor para consultarle sobre los problemas del reino, sobre su propia vida o sobre sus dudas espirituales.

Latif siempre contestaba con claridad y precisión.

El recién llegado se transformó en el interlocutor favorito del rey. A los tres meses de su estancia ya no había medida, decisión o fallo que el monarca no consultara con su preciado asesor.

Obviamente esto desencadenó los celos de todos los cortesanos que veían en el mendigo-consultor una amenaza para su propia influencia y un perjuicio para sus intereses materiales.

Un día todos los demás asesores pidieron audiencia al rey. Muy circunspectos y con gravedad le dijeron.

- “Tu amigo Latif, como tú le llamas, está conspirando para derrocarte.”

- “No puede ser” – dijo el rey- “No lo creo.”

- “Puedes confirmarlo con tus propios ojos” – dijeron todos – “Cada tarde a eso de las cinco, Latif se escabulle del palacio hasta el ala Sur y en un cuarto oculto se reúne a escondidas, no sabemos con quién. Le hemos preguntado a dónde iba alguna de esas tardes y ha contestado con evasivas. Esa actitud terminó de alertarnos sobre su conspiración.”

El rey se sintió defraudado y dolido. Debía confirmar esas versiones.

Esa tarde a las cinco, aguardaba oculto en el recodo de una escalera. Desde allí vio cómo, en efecto, Latif llegaba a la puerta, miraba hacia los lados y con la llave que colgaba de su cuello abría la puerta de madera y se escabullía sigilosamente dentro del cuarto.

- “¿Lo visteis?” – gritaron los cortesanos – “¿Lo visteis?”

Seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta.

- “¿Quién es?” – dijo Latif desde adentro.

- “Soy yo, el rey” – dijo el soberano – “Ábreme la puerta.”

Latif abrió la puerta.

No había allí nadie, salvo Latif.

Ninguna puerta, o ventana, ninguna puerta secreta, ningún mueble que permitiera ocultar a alguien.

Sólo había en el piso un plato de madera desgastado, en un rincón una vara de caminante y en el centro de la pieza una túnica raída colgando de un gancho en el techo.

- “¿Estás conspirando contra mí Latif?” – preguntó el rey -.

- “¿Cómo se te ocurre, majestad? – contestó Latif – “De ninguna forma, ¿por qué lo haría?”

- “Pero vienes aquí cada tarde en secreto. ¿Qué es lo que buscas si no te ves con nadie? ¿Para qué vienes a este cuchitril a escondidas?

Latif sonrió y se acercó a la túnica rotosa que pendía del techo. La acarició y le dijo al rey:

- “Hace sólo seis meses cuando llegué, lo único que tenía eran esta túnica y este plato y esta vara de madera” – dijo Latif – “Ahora me siento tan cómodo en la ropa que visto, en tan confortable la cama en la que duermo, es tan halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que regala mi lugar a tu lado… que vengo cada día para estar seguro de no olvidarme de QUIÉN SOY Y DE DÓNDE VINE”.

Cada Bendicion que recibas... Sea un grano de humildad que construya tu Alma,

que la engrandezca, que la haga Sabia.

Amarilis ♥

lunes, 5 de abril de 2010

LA SABIDURIA DEL GRAN JEFE SEATTLE


El estado de Washington, al Noroeste de Estados Unidos, fue la patria de los Duwamish, un pueblo que, como todos los indios, se consideraba parte de la Naturaleza, la respetaba y la veneraba y desde generaciones vivía con ella en armonía.
En el año 1855 el decimocuarto presidente de los Estados Unidos, el demócrata Franklin Pierce, les propuso a los Duwamish que vendiesen sus tierras a los colonos blancos y que ellos se fuesen a una reserva.

Los indios no entendieron esto. ¿Cómo se podía comprar y vender la tierra?
A su parecer el hombre no puede poseer la tierra, así tampoco puede ser dueño del cielo, del frescor del aire, del brillo del agua.
El jefe Seattle, el Gran jefe de los Duwamish, dio la respuesta, a la petición del Gran jefe de los blancos, con un discurso cuya sabiduría, crítica y prudente, esperanza, incluso hoy, casi 145 años después, nos asombra y admira.

«Mis palabras son como las estrellas, nunca se extinguen» Dijo el Gran jefe Seattle.
Mensaje del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos en el año 1855.

(Fragmentos de una de las traducciones)
¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la Tierra? Esta idea es desconocida para nosotros.

Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes comprarlo?
Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los oscuros bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La sabia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.

Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos, y por lo tanto deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.
No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en primavera o como aletean los insectos. Pero quizás esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada.

El ruido solo parece insultar nuestros oídos. ¿Y después de todo, para que sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras ni las discusiones nocturnas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo.
Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pino.

El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento, la bestia, el árbol. El hombre, todos respiramos el mismo aire.
El hombre blanco no parece consciente del aire que respira.

¿Que seria del hombre sin los animales?
Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una soledad espiritual; por que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.

Esto sabemos, la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; es solo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, no queda exento del destino común. Después de todo quizás seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizás el hombre blanco descubra un día: Nuestro Dios es el mismo Dios.

Ustedes pueden pensar ahora que El les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es así. El es el Dios de los hombre y su compasión se reparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco.
Esta Tierra tiene un valor inestimable para Dios y si se daña se provocaría la ira del Creador.

Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos porqué se exterminan los Búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.
¿Donde esta el matorral? Destruido. ¿Dónde esta el Águila? Desapareció. Termina la vida y empieza la supervivencia.

Gran Jefe Seattle.1855.