Lo que tenemos en esta vida no es nuestro, es prestado, y si lo dejamos libre, más tiempo permanecerá a nuestro lado; cuando lo tratamos de retener, se nos irá como cuando tratamos de sostener la arena con el puño de la mano.
Todo lo que llega a nuestra vida, ya sean personas o cosas, son una oportunidad para reconocernos a través de ellas. Cuando se van, es para dejarle espacio a nuevas cosas, personas y nuevas experiencias. Nuestro apego a ellas se basa siempre en el temor. La confianza es amor, confiemos en el movimiento natural de que todo llega y se va, como las olas del mar, para volver a regresar.