lunes, 13 de abril de 2009

ME GUSTA...


Me gusta la gente que vibra,
que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas
sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones,
la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma,
pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente de criterio, la que no traga entero,
la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que, al aceptar sus errores,
se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente,
a éstos les llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente,
que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Con gente como ésa, me comprometo a lo que sea,
ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Me sentí identificada, realmente es el tipo de gente que me gusta
y con la cual he tenido el honor de compartir.

Mario Benedetti

jueves, 9 de abril de 2009

PERDONARSE A SI MISMO


Todos sabemos que, muchas veces, perdonar es difícil.


Pero quizá para algunos sea especialmente difícil perdonarse a uno mismo. Y están tristes porque no se perdonan sus propios fracasos, porque alimentan sus errores dándoles vueltas en su memoria, porque parece que se empeñan en mantener abiertas sus propias heridas.

Son como cadenas que se ponen a sí mismos, cárceles en las que se encierran voluntariamente
A lo mejor están tristes y sienten dentro del corazón como una especie de lanzada que les amarga la existencia, porque cargan con una responsabilidad que no les corresponde, por un fracaso que no es suyo, al menos en su totalidad.
Sucede a veces, por ejemplo, con la educación de los hijos.
Unas veces se falla porque se hace mal, otras porque hay circunstancias ajenas que lo estropean sin culpa de los padres, y otras simplemente porque los hijos son libres.
En cualquier caso, la solución nunca es dejarse consumir por la tristeza, sino rectificar en lo posible el rumbo, procurar aprender, intentar recuperar el terreno que se haya perdido, mirar al futuro con esperanza.
La falta de perdón para uno mismo suele generar tristeza, y una y otra tienen su origen en el orgullo. Y así como el orgullo del que es simplemente vanidoso, o de quien está pagado de sí mismo, es el más corriente y menos peligroso; en cambio, pasarse la vida dando vueltas a los propios errores suele ser señal de un orgullo más refinado y destructivo.
Es preciso aprender a aceptarse serenamente a uno mismo.
Aceptarse, que nada tiene que ver con una claudicación en la inevitable lucha que siempre acompaña a toda vida bien planteada, sino que es encontrar un sensato equilibrio entre exigirse y comprenderse a uno mismo.
Conociéndose un poco es fácil saber cómo hacer frente a esos desánimos que acompañan a los propios errores y fracasos.
Son instantes de hundimiento y de desazón, bajones de ánimo que pretenden ganarnos la partida de la vida.
Conviene pararse a pensar en las razones que los producen. A veces nos avergonzará ver cómo pueden desanimarnos contratiempos tan tontos; cómo cosas de tan poca importancia pueden hacernos pasar de la euforia al abatimiento, o viceversa, de forma tan rápida.
Para superarlos, conviene hacer un esfuerzo de reflexión, un serio intento para ser objetivo, para ver cómo alejar esas sombras de pesimismo que asaltan inadvertidamente a todos y que tantas veces no dejan ver la cara soleada de la vida.
Alfonso Aguiló Pastrana.

UN POCO DE HUMOR...



Carta de una madre gallega.
Querido hijo:
Te pongo estas líneas para que sepas que te escribo.
Así que si recibes esta carta es porque te llegó, si no, avísame y te la mando de nuevo. Te escribo despacio porque sé que no puedes leer deprisa.
El otro día tu padre leyó que según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de casa, así que nos hemos mudado más lejos.
La casa es preciosa; tiene hasta una lavadora que no estoy segura si funciona o no. Ayer metí ropa, tiré de la cadena y no he vuelto a ver la ropa desde entonces, pero bueno..
.El tiempo aquí no es tan malo; la semana pasada sólo llovió 2 veces.
La primera vez por 3 días y la segunda por 4 días.
Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos pesaría demasiado y el envío sería muy caro, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo.
El médico vino a la casa para ver si estábamos bien y me puso un tubito de vidrio en la boca.
Me dijo que no la abriera por 10 minutos y tu padre se ofreció a comprarle el tubito.
Hablando de tu padre, qué orgullo, te cuento que tiene nuevo trabajo con cerca de 500 personas a su custodia. Lo han cogido de corta césped en el cementerio del pueblo.
Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, por fin dio a luz, pero como todavía no sé de qué sexo es, no te sé decir si eres tío o tía.
Si el bebé es una niña, tu hermana va a nombrarla como yo. Se nos va a hacer muy raro llamar a su hija 'Mamá'.
Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada, ella le dijo que sí, de 5 meses ya; pero ahí tu padre le preguntó... que si ella estaba segura que era de ella.
La Pilarica dijo que sí. Moza de hierro tu hermana Pilar, qué orgullo, de tal palo tal astilla.
Por cierto, que tu primo Paco se casó y resulta que le reza todas las noches a la esposa, porque es virgen.
Y tú hermano Juancho. Cerró el coche y dejó las llaves adentro.
Tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos de dentro del auto.
Todos te extrañamos mucho, pero mucho más desde que te fuiste.
Tienes que escribirnos contándonos que tal te va con tu nueva novia extranjera, no sabes como nos pusimos de contentos cuando nos dijiste que estabas en la cama con Hepatitis,
¿es acaso griega?, pues no nos lo aclaraste aún.
Bueno mi hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé.
Resulta que la última familia gallega que vivió por aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio.
Esta carta te la mando por Manolo que va mañana por allí. A propósito, ¿puedes ir a buscarlo al aeropuerto?
Si ves a Doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada.
Tu madre que te quiere.
Josefa Loureiro de Mougueriños
P.D. Te iba a mandar 100 euros, pero ya he cerrado el sobre.